Capilla del Nacimiento

Explicación del Icono

Autor: Kiko Argüello

El ángel les dijo: "No temáis, pues os anuncio una gran alegría, que lo será para todo el pueblo: os ha nacido hoy, en la ciudad de David, un salvador, que es el Cristo Señor .
( Lc. 2, 1-20 )
La estrella de Belén que ilumina y guía a todos los personajes del Icono es el signo de la intervención de Dios sobre la tierra. El rayo que asciende desde la estrella significa la esencia única de Dios. Los tres rayos que descienden de ella, indican la participación de las tres personas divinas en la economía de la salvación. El pesebre tiene forma de tumba y prefigura la muerte de Cristo rechazado por su pueblo desde su nacimiento. Las vendas con que el niño esta fajado serán abandonadas en el sepulcro como prueba de la Resurrección
La oscuridad de la gruta es el infierno. Cristo sitúa su nacimiento en el fondo de los infiernos y nosotros contemplamos, recostado en el pesebre, "el cordero de Belén que ha vencido a la serpiente y ha dado la paz al mundo". El niño Jesús es ya el varón de dolores de Isaias.
Debajo, a la izquierda, está la pila para el baño del recién nacido, primera acción plenamente humana que demuestra que el Mesías esperado ha llegado y es verdaderamente Hijo del Hombre. También es signo del Bautismo.
Junto a la pila, el árbol, símbolo del Niño, es el cumplimiento de la profecía de Isaías:" Saldrá un vástago del tronco de Jesé y un retoño de sus raices brotará. Reposará sobre él espíritu de Yahveh .. (Is. 11, 1-2)

Fuera de la gruta, sobre el gran manto purpúreo , color de la realeza, está la Virgen María. Sin Ella, sin la Iglesia, no se puede llegar a Cristo. Su mirada está absorta en la contemplación: "María por su parte, guardaba todas estas cosas y las meditaba en su corazón" (Lc. 2,19)
Las tres estrellas sobre la frente y sobre los hombros indican su virginidad antes, durante y después del parto.

A la derecha, abajo, esta situado José en una profunda meditación. Aparece acosado de dudas. Delante de él esta el demonio bajo la apariencia del pastor de Tirso. Lo apócrifos refieren su palabra tentadora:"Como este bastón no puede producir hojas, así un viejo como tú no puede engendrar y, por otra parte, una Virgen no puede dar a luz". Sin embargo, poco después, el bastón florecerá.
En la persona de José el icono narra la tentación universal que continua a través de los siglos: Dios no existe, solo existe el mundo visible, no existe un nacimiento sobrenatural porque es imposible que la naturaleza divina se encarne. La aureola alrededor de la cabeza de San José ya lo hace vencedor de la tentación.

Arriba, a la izquierda se ven los Magos. Dios los conduce a adorar al niño como signo y primicia de las naciones. Ellos le llevan dones: oro, incienso y mirra, signos de su realeza, de su divinidad, y de su pasión.

Los ángeles, en el centro, adoran al Niño con las manos cubiertas para demostrar su realeza.
El ángel, arriba a la sobre los pastores, expresa la ternura de la protección del ángel de la guarda.

Todo el icono transmite alegría , porque "el cielo y la tierra se unen. Hoy Dios ha venido sobre la tierra y el hombre ha vuelto a subir a los cielos. Añade

ORACIÓN

A Tí. Señora del Silencio y de la Espera Serena. A Ti María que siempre estuviste dispuesta a decir Si a la voluntad de Dios; te pedimos que no dejes de interceder en favor de tus hijos para que cumplan fielmente la misión que les fue confiada en el Reino. A Tí Virgen Madre, que concebiste primero en tu corazón y luego en tu seno virginal a Jesús, haz que nuestras almas se llenen de la Gracia del Espíritu Santo, como tu vida se llenó de su gracia.

Preséntanos a Jesús, así como lo presentaste a los pastores y a los reyes, enséñanos el camino hacia El, ayúdanos a contemplar el gran misterio de su Amor. María Madre Misericordiosa. ruega por nosotros a Nuestro Señor Jesucristo. ¡Oh Jesús! Ven a vivir en tus siervos, en el espíritu de tu santidad, en la plenitud de tu poder, en la verdad de tus virtudes, en la perfección de tus caminos, vence al enemigo con el poder de tu espíritu para la gloria del Padre. Jesús. hijo de María, tómame como hijo tuyo. Jesús príncipe de paz, dame tu paz. Jesús, mi redentor, sálvame. Jesús. mi único Juez. perdóname.

Jesús, pan viviente del cielo, sé mi comida eterna. Concédeme que en toda necesidad llegue a Tí con confianza y humildad diciendo: ¡Ayúdame! Cuando me sienta solo y cansado, cuando fracasen mis planes y esperanzas, cuando me sienta impaciente y me resulte difícil llevar mi cruz; cuando esté enfermo y mi cabeza y mis manos no puedan trabajar. cuando otros me fallen...

En todas mis dudas y tentaciones te suplico que tu Gracia me pueda asistir en cada momento y siempre: a pesar de mis debilidades y faltas de toda clase, Jesús ayúdame y no me abandones nunca. Dios, Padre Nuestro que contemplas la Natividad del Señor, concede que la humildad de los pastores, la perseverancia de los reyes, la alegría de los ángeles, la fidelidad de María y la Paz del Niño Jesús, sean tu bendición para nosotros, hoy y siempre. Amén

Las advocaciones de la Virgen

Virgen del Rocío
Patrona de Andalucía
Virgen de Montserrat
Patrona de Cataluña