Hermanitas de los Ancianos Desamparados

¿Quiénes son?

Es una congregación religiosa de derecho pontificio fundada el 27 de enero de 1873 por el venerable Saturnino López Novoa y Santa Teresa Jornet.

Su fin primordial es "ante todo, el seguimiento más cercano de Cristo con total dedicación a Dios como amor supremo" (Constituciones, 2). Somos parte del grupo numeroso de hombres y mujeres que profesan los consejos evangélicos de pobreza, castidad y obediencia.

Nuestro fin específico es el ejercicio constante de la virtud de la caridad cristiana en los ancianos más vulnerables, acogiéndolos en un ambiente de familia y atendiendo todas sus necesidades: materiales, de afecto y espirituales. Queremos, en el día a día, hacer vida la consigna que nos dejó santa Teresa Jornet "Cuidar los cuerpos para salvar las almas".

Las hermanitas han sido llamadas a hacer de su vida una total y gozosa donación a Dios sirviendo a los ancianos; a transparentar en nuestro servicio el amor con que Dios ama a cada uno de ellos. "El Corazón de Jesús arde en llamas de purísimo amor. Con este amor purísimo es necesario que tratemos siempre a nuestros ancianos, interesándonos muchísimo de su bienestar temporal y eterno (santa Teresa Jornet).

"Los ministerios que ejercita la hermanita en la congregación son para ella, como sacrificio y como trabajo, el modo de cumplir una tarea propia en el empeño divino de la Iglesia para implantar y robustecer el reino de Cristo en las almas y dilatarlo por el mundo" (Constituciones, 5).

Su vinculación con nuestra parroquia

Después de la famosa desamortización de Mendizábal, que tanto había afectado a las propiedades de las órdenes religiosas en nuestro país, el convento de los padres trinitarios en manos del Ayuntamiento amenazaba ruina y ante esta depredación el consistorio decidió ofrecérselo a los Padre Escolapios para que fundaran allí un colegio de enseñanza, aceptando estos el encargo la segunda mitad del siglo XIX; por desacuerdos entre el consistorio y la orden estos no se instalarían jamás en dicho convento.

Conociendo esta situación, la superiora de Santa Mónica de Valencia solicitó al Ayuntamiento de Llíria la cesión de dicho edificio trinitario para fundar allí una casa-asilo de ancianos, a lo que accedió el ayuntamiento con carácter provisional el 1890, está cesión con el paso de los años se convertiría en definitiva. La instalación de las religiosas en el convento supuso para el edificio una restauración acomodada a las nuevas necesidades, así como un cuidadoso esmero para la Iglesia dedicada la Virgen del Remedio, que como hemos dicho anteriormente poseía una gran devoción entre los llirianos.

Una vez instaladas y con el asilo en pleno rendimiento; el 14 de mayo de 1897 llegaba a Llíria procedente de Masarrochos y con 54 años de edad, Teresa de Jesús Jornet Ivars, fundadora de las Hermanas de los Ancianos Desamparados, con el fin de reponerse del cansancio y una grave enfermedad. Según las crónicas de esta congregación la madre fundadora "amó tiernamente esta casa y esta Iglesia, ya que venía frecuentemente a este hogar y su espíritu se esponjaba y su cuerpo encontraba nuevo vigor, mientras con paso silencioso recorría los vetustos claustros monacales. La Madre pensaba en la cantidad personas santas que habían recorrido aquellos lugares. Y se imaginaba que ella era un nuevo anillo unido a la antigua cadena de santidad de aquel convento y que allí mismo, bajo la protección y el maternal amparo de la Virgen del Remedio, había de emprender su viaje a la eternidad."

Consumida por sus esfuerzos y débil salud, murió en una de las celdas del Asilo del Remedio de nuestra ciudad (tan amado por ella) el 26 de agosto de 1897, después de fundar ciento tres asilos y residencias y poseyendo la congregación más de dos mil doscientas hermanas. Fue enterrada en el cementerio municipal de Llíria en donde permanecieron sus restos hasta 1904, que fue trasladada a la Casa General de la Congregación en Valencia, donde reposan hasta el momento.

Su causa de beatificación no se iniciaba porque ella, antes de morir, había insistido en que su instituto dedicara todos sus fondos a la asistencia de los ancianos y no se promoviera ninguna Causas de santidad de ninguna de las hermanas. Aun así, como empezaron a aparecer algunas curaciones debido a su intercesión, la autoridad eclesiástica solicitó la apertura de la Causa, que tuvo una duración muy breve. El proceso informativo se inició en la Archidiócesis de Valencia el 23 de abril de 1945, concluyéndose el año siguiente. Fue declarada venerable el 1957 y beatificada el 1958; finalmente Pablo VI el 27 de enero de 1974 la declaró Santa y desde entonces su fiesta se celebra el día de su muerte: el 26 de agosto.